El platano es biodegradable, y tú eres un jodido guarro

Perdone el lector que empiece de forma tan categórica, pero creo este es uno de esos mensajes que nunca terminamos de decir suficiente, ni de forma suficientemente drástica.

Sucede que el otro día fui a esquiar, y entre bajada y bajada llegué a encontrar hasta tres negruzcas pieles de plátano. No voy a protestar porque una estuviera en la propia pista (a un lado, pero dentro de la pista; las otras en el borde estricto), tampoco por el hecho de que la degradación mencionada no puede comenzar en la cima de una montaña a 0º mientras la nieve conserva, durante meses, las mencionadas pieles. Y no lo hago porque pretendo dar un mensaje más general, que sirva para todo el año: biodegradable no significa invisible, ni mucho menos instantáneo.

Soy el primero que se come una fruta en el campo, o unos pistachos, y dejo cáscaras o pieles allí  mismo, pero eso no significa hacerlo en medio de un camino, ni a la vista, cuando no cuesta nada acercarse a un matorral o cualquier planta tupida, y esconderlo un poco. Creo que por poco que contamine algo hay que tener cierto respeto a las demás personas que pueden hacer ese trayecto en cualquier momento, y que quieren disfrutar del paisaje tranquilamente. Tal vez haya personas a quienes no les importe mucho ver esos restos, pero no está de más recordar lo que sucede cuando algo nos da igual a todos: un camino cubierto por restos putrefactos y cascaras de frutos secos seguro que ya no da tan igual—y según lo transitado que sea no es tanta exageración.

No, no hice foto de las pieles de plátano, ¿a quién narices
le interesan fotos de una piel de plátano?
De los que además dejan otro tipo de restos, normalmente plásticos, no voy a hablar porque me parece improbable que se recupere el garrote vil.

En fin, que no suelo ir dando mensajes ecológicos por la vida —quizá por la saturación al respecto que hay últimamente, más que porque no me parezca importante—, pero esas tres pieles despertaron al ecologista que hay en mí.


Para no terminar de mal humor os comparto un pequeño poema que subí a instagram, que me esforcé en hacer especialmente empalagoso, pero qué le voy a hacer, también hay momentos para ser un poco moñas en la vida (y no, no dibujo mucho mejor que eso).

Comentarios

Entradas populares