Paseando por Budapest

Mapa con las ciudades de procedencia de los participantes.
Y aquí estamos todos (o casi todos) los participantes.
Hace exactamente una semana regresé del "European Youth Weekend". Para los que no sepáis que es, consistió en un encuentro de 50 jóvenes de distintos países de Europa, con motivo de un congreso sobre la familia, celebrado en Budapest. La entidad que lo organizó todo fue la principal asociación de familias numerosas del país, con la que colaboró el Ministerio de Familia y Juventud de Hungría, en colaboración además con las demás asociaciones de familias numerosas de muchos otros países Europeos.



Aparte del propio congreso nosotros fuimos distribuidos en equipos para trabajar a lo largo del fin de semana, para proponer, sobre una serie de casos, políticas y medidas que creemos serían las mejores para resolverlos. El objetivo, entiendo, era aprovechar las diferentes visiones que todos tenemos dada la diversidad de los participantes, y la originalidad que puede aportar nuestra juventud. En cualquier caso fue una experiencia inolvidable, probablemente de las mejores de mi vida, y que me dejó marcado completamente. Allí tuve la oportunidad de conocer gente extraordinaria y de aprender mucho durante el desarrollo de nuestro caso (aunque por desgracia nuestro equipo no ganó). En cualquier caso, me voy habiendo ganado mucho, entre otras cosas grandes amigos repartidos por el continente, con quienes espero mantener esta nueva amistad.



Sí, mi movil hace fotos chulas.
Sobre la ciudad decir que es una de las más hermosas que he visitado —y ya he visto unas cuantas hasta ahora—, si no la que más. Es una ciudad con un casco antiguo muy extenso y numerosos monumentos, así como unas calles vivas, dentro de lo que permite el tiempo, y buena vida nocturna (visita obligada: Simpla Kertz, un garito "hiperalternativo" al que hay que ir y que no se parece a nada que haya visto en ningún sitio). La gente además es amable generalmente, y no tuve problemas para dar con personas que hablasen inglés correctamente cuando necesité ayuda. Además, para terminar de iluminarlo todo con reflejos dorados, el anchuroso Danubio. Como podéis ver, recomiendo completamente el destino.

Y en cuanto al ambiente político debo decir que me he marchado muy esperanzado, pues es de lo mejor que he visto hasta ahora en Europa. La Minsitra de Familia y Juventud (ya dice bastante del país que tenga un ministerio dedicado a estos asuntos), con la que tuvimos el placer de hablar, no solo es una persona excelentemente preparada, con cinco idiomas y experiencia internacional. Además es madre de familia y, por lo que pude hablar, deduzco que es una persona muy sensata. Debo decir que al compararlo con el nivel de los politicos a los que estoy acostumbrado aquí en España, me sorprendí gratamente.

Lo cierto es que me habría gustado disponer de algún día más para disfrutar de la ciudad y de mis compañeros, pero aquello resultó imposible. Así, aunque tardaré en recuperarme de esta aventura, vuelvo de allí con grandes (y alocadas en algunos casos) ideas para poner en marcha nuevos proyectos. Lo malo es que algunos son muy a largo plazo, pero de momento anticipo que por supuesto en su mayoría son literarios, y que me he puesto a aprender polaco. Veremos qué tal se me da.


No, no me olvido de mis proyectos más antiguos. Mi segunda novela sigue en marcha, y de momento está recibiendo buenas críticas por parte de mis lectores alfa. Hasta dentro de un año o dos de todas formas no esperéis verla publicada.

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